La influencia de Chantal se hace notar en el refinamiento de los gustos de Eva. Y no sólo en su nuevo interés por las antigüedades sino también por la gastronomía. Nunca había probado ostras antes, Eva solo conocía las "ostras, Pedrín" de su infancia. Pero ahora compra Fines de Claire nº 3 en el mercadillo campesino...
"Al fin logré abrir las seis aunque, como mi mano, también sus cáscaras sufrieron en la batalla. Me dediqué en cuerpo y alma a degustarlas con una copa de Riesling mientras observaba atentamente los sensuales contoneos con que las ostras recibían las gotas de limón y la salsita de vinagre con chalota picada. Aunque en junio, un mes sin erre, no estaban en su mejor momento según los expertos, sabían a yodo y a mar, que es a lo que deben saber las ostras bien frescas..."
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